Las turbulencias del año electoral 🗳🇨🇱
Por Sergio Tricio
El pasado fin de semana del 15 y 16 de mayo comenzó el esperado año electoral, el que ha dejado muchas lecturas políticas, pero también, consecuencias en los mercados que es necesario analizar.
El desafío está en poder aprovechar oportunidades que aparecerán después de unos primeros días muy turbulentos y que probablemente serán una constante en el presente año.
Es importante tener en consideración que esto es solo el inicio, ya que tendremos nuevas elecciones el próximo 13 de junio, en que se celebrará la segunda vuelta de gobernadores regionales. Al mes siguiente, el 18 de julio viene el primer plato fuerte, las primarias presidenciales.
Posteriormente tendremos un “receso”, pero con campañas despiadadas de los candidatos presidenciales en conjunto con los parlamentarios (senadores y diputados) que serán elegidos el 21 de noviembre. Finalmente, dependiendo de los resultados de las elecciones de noviembre, el 19 de diciembre se desarrollará la segunda vuelta presidencial.
En definitiva, las turbulencias en los mercados financieros recién comienzan, así que, a abrocharse los cinturones. A continuación, analizaremos las posibles consecuencias y oportunidades que se presentarán en este contexto de elecciones.
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Consecuencias económicas
Los riesgos para Chile de cara al futuro, no se encuentran en el color político de quien lidere los cambios en los próximos años, los riesgos están principalmente en el manejo de la billetera fiscal, que tantos beneficios ha traído al país en las últimas décadas.
Cuando un país comienza a comprometer mayores gastos recurrentes, que se puedan financiar con ingresos esporádicos, es una receta para el fracaso.
Aumentar las pensiones o una renta básica universal con ingresos provenientes de un único “impuesto a los súper ricos” o echar mano a un mayor endeudamiento, es una muy mala señal para la estabilidad fiscal.
En la discusión pública se ha tratado de comparar el actual escenario político de Chile con la compleja situación que ha vivido Venezuela. Considero que es una exageración y siempre me ha parecido una mejor comparación la situación de Argentina, que también está llegando a un escenario bastante extremo y algo irreversible.
Sin embargo, podemos mirar la situación de Brasil, que sin llegar a una situación económica extrema como la de Venezuela y Argentina, está viviendo una situación fiscal difícil de abordar.
Cuando los países mantienen déficits fiscales constantes (lo que recaudan en impuestos no alcanzan para financiar el gasto público), se va agrandando la deuda. Así como las empresas y los hogares, los gobiernos obviamente pueden endeudarse y es incluso deseable cuando las tasas de interés son bajas. Sin embargo, cuando la deuda aumenta sobre ciertos umbrales, el costo de la deuda puede descontrolarse, siendo imposible de ser pagada con los ingresos fiscales y peor aún, disminuye la capacidad de gasto para otros fines como el otorgamiento de beneficios sociales.
Lo que hemos visto en el último tiempo en Chile es un aumento progresivo del gasto fiscal, que no estaría siendo compensado hasta ahora con mayores ingresos recurrentes. La agencia clasificadora de riesgo Moody’s, ve con preocupación un aumento de la deuda muy por sobre el 40% del PIB. Este comentario reciente, es una clara señal a posibles nuevas disminuciones en la nota crediticia, lo que podría aumentar los costos de endeudamiento para el país.
Si aumentan los costos de endeudamiento disminuyen las posibilidades de gasto fiscal en los mismos beneficios sociales que se buscan. Aumenta el costo de endeudamiento para las empresas, con mayor impacto, por supuesto, en las PYMEs. Por último, los hogares también verían un impacto en los costos de endeudamiento, por ejemplo, en los créditos hipotecarios.
En este escenario, es posible que la inversión disminuya, afecte el potencial de crecimiento y, en consecuencia, se estanque la generación de ingresos fiscales a través de la tributación, lo que tiene como válvula de escape la depreciación de la moneda.
Brasil no es ni de cerca Argentina y menos Venezuela, pero a raíz del constante déficit fiscal, sumado a la incapacidad para crecer de verdad, el real brasileño se ha visto fuertemente castigado en los últimos meses.
Fuente: Investing
Como se puede apreciar en el gráfico adjunto, hay dos situaciones llamativas en los últimos dos años entre el USD/CLP (gráfico de velas) y el USD/BRL (línea morada). En el círculo azul de la izquierda es cuando se produce el estallido social en Chile, con una fuerte depreciación del peso chileno en relación al real brasileño. Luego, en el círculo de la derecha es cuando estalla la pandemia y la depreciación del real llegó a ser muy superior a la depreciación del peso chileno.
En el mes de mayo del 2020 se observa una clara recuperación de ambas divisas (caídas en el gráfico), que logran acercarse, sin embargo, el peso chileno continúa con su avance de la mano de una fuerte recuperación del cobre, mientras el real se vuelve a depreciar por el impacto que estaría teniendo la pandemia, el déficit fiscal y las expectativas de un empeoramiento a futuro, a raíz de la necesidad de mayor gasto público que no lograría ser financiado con el mayor crecimiento esperado.
En este contexto, analizando los resultados de las elecciones de constituyentes y alcaldes, se observa una clara disposición hacia el aumento del gasto fiscal a través de mayores beneficios sociales, que a mediano plazo podría impactar en la clasificación de riesgo de Chile. Por otra parte, se han hecho visibles algunas ideas que podrían restringir la inversión extranjera, que tendría consecuencias en un menor potencial de crecimiento, afectando la generación de ingresos fiscales.
En este contexto, sumado a la natural incertidumbre de una abultada agenda electoral, es probable que se manifieste en un debilitamiento adicional del peso chileno.
El desplome de la bolsa chilena (ECH)
El lunes 17 pudimos observar el impacto en el mercado a raíz del cambio de expectativas, con una caída superior al 9% de la bolsa y un salto de $20 del dólar hasta los $720.
El impacto es evidente en el ETF de Chile (ECH), el que extendió las caídas iniciadas hace algunas semanas. Si bien a algunos sorprendió la magnitud de la caída, hasta ahora se mantendría en un canal alcista iniciado en los peores momentos de la pandemia en marzo del 2020.
Fuente: Investing
En el gráfico anterior se puede observar el comportamiento del ETF de Chile en forma de “canal alcista”. En este minuto se encuentra en un soporte importante, que, si bien podría debilitarse algo más en el corto plazo, consideramos que tendría potencial alcista en la medida que algunos indicadores técnicos comiencen a mostrar señales de divergencia alcista en marcos temporales menores a través de algún oscilador.
Acciones chilenas en Capitaria:
El desplome de las acciones chilenas fue generalizado, con caídas más o menos grandes dependiendo del impacto que podría tener el cambio político. A continuación, analizamos algunas acciones como los ADR que cotizan en dólares, así como también las acciones que comienzan con CLP, las que cotizan en pesos chilenos.
ADR_CCU: Es una de las acciones que ha logrado sortear el momento actual por una decisión de sus controladores de aumentar la participación en un 4,4% adicional al 61,6% que tienen actualmente (Grupo controlador Quiñenco + Heineken), pagando un premio del 10% respecto al valor del lunes 18 de mayo. A esto se suma las buenas perspectivas sobre el consumo, que permitirían impulsar sus utilidades en el presente año.
ADR_SAN: Los bancos en Chile lo han pasado mal en el último tiempo a raíz de la crisis económica que aumenta las provisiones de incobrables, castigando las utilidades de manera preventiva. En un contexto de recuperación y aumento de la liquidez, las provisiones deberían caer de manera importante este año y, por ende, aumentar las utilidades.
ADR_SQM: Ha sido uno de los grandes ganadores del último tiempo, asociado al impulso de la electromovilidad y el aumento en la demanda por Litio, que ha traído como consecuencia, buenos resultados trimestrales. Sin embargo, el riesgo político asociado a las restricciones que pudieran existir en el futuro en la explotación de materias primas, podría poner presión para esta acción en el corto plazo.
CLP.BCH: Al igual que la acción del Banco Santander, el Banco de Chile debería tener una recuperación importante en las utilidades. Los riesgos sobre eventuales regulaciones en el sector bancario son importantes, pero lejos del riesgo de sectores como servicios básicos. Los ratios bolsa/libro y precio/utilidad se encuentran muy castigados en términos históricos, ratificando su atractivo.
CLP.ENIC: Los servicios básicos se han visto fuertemente afectados en este último período de incertidumbre, provocando una liquidación masiva que parece exagerada. Sin embargo, el negocio de Enel Chile también proviene de la generación que presenta buenas perspectivas. Existen oportunidades de crecimiento y mayor margen por su exposición a las Energías Renovables No Convencionales y una matriz térmica concentrada en Gas Natural Licuado, cuya disponibilidad puede actuar como energía de respaldo para enfrentar los futuros cambios en el sistema eléctrico.
Conclusiones
El impacto en los mercados y activos chilenos tras las elecciones ha sido importante, teniendo en consideración, además, que ya existía un castigo previo a raíz del estallido social y la pandemia. Sin embargo, oportunidades siempre existen y creemos que el escenario más atractivo de cara al futuro está en comprar acciones chilenas, así como también refugiarse en el dólar.
Parecería una estrategia contradictoria, pero no lo es. El potencial alcista de las acciones chilenas de cara a los próximos 6 a 12 meses podría ser enorme, con revalorizaciones superiores al 20% en muchos casos (siendo conservadores). En cambio, el alza del dólar, si bien podría ser relevante como una operación de trading de corto plazo, no sería superior a un 5% a 10%, teniendo en cuenta un impulso hacia los $750 a $800 desde los niveles actuales.
En ese sentido, la recuperación económica a raíz del exitoso proceso de vacunación, en conjunto con la elevada liquidez, aumentará de manera impresionante las utilidades corporativas que aún no verían cambios en las reglas de juego. Este contexto económico impulsará inevitablemente los precios de las acciones. Sin embargo, la incertidumbre política permanecerá, con los riesgos inherentes del aumento del gasto fiscal a raíz de las mayores demandas sociales, lo que podría debilitar al peso chileno, impulsando al dólar.
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